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Mostrando entradas de agosto, 2010

Paella en el vuelo 202 de "Glasgos" a Mallorca

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Para que luego digan que el servicio de las compañías aéreas no es bueno. A la hora de la salida, en punto, todo el pasaje estaba dispuesto para el despegue. Un magnífico avión a chorro estaba dispuesto en la cabecera de la pista para llevar a los distinguidos turistas de "Glasgos" a Mallorca. Una vez revisados los billetes, el comandante de vuelo (Manolo Entrenubes) explicó a los pasajeros el plan de vuelo: viajar en línea recta, despacito, evitar los baches,llevar el DNI en la boca por si acaso y proporcionar bolsas para los efectos del mareo. La señorita azafata (Angelitas Altovuela) ataviada con su elegante uniforme y en cuatro o cinco idiomas por lo menos, informó a los usuarios del vuelo como deberían de proceder en caso de algún incidente (nº de móvil del Angel de la Guarda). Una vez revisados los cinturones de seguridad, el gasoil del aparato, el papel higiénico del aseo, los remaches de las alas, el cerrojo de la puerta y la presión de las ruedas se inició el viaje.

Que se mueran los feos

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Así, sin más. Fiestas del Bastetano ausente, 11'30 de la noche, "gran verbena" en la Plaza Mayor. Una imagen vale más que mil palabras, cómo se puede comparar la marcha que había antes y después de que llegaran los jóvenes. El cha-cha-cha sonaba, los músicos intentaban animar lo inanimable, y supongo que mientras tanto, pensaban en el título de la película de Almodóvar : " Qué he hecho yo para merecer esto". Menos mal que un día es un día, y una paliza un rato, como dice el refrán. La marea multicolor o "multiculón" de los jóvenes acabó con la penurria de la noche. La salsa y la rumba sustituyeron a los viejos ritmos, y las voces, las risas y los alegres movimientos lo cambiaron todo. Entre la marabunda, nuestras hijas Irene, Alicia y Piedi nos hicieron pensar en otro título de película, "Que se mueran los feos".

"Retazos de verano"

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No entendemos el verano sin paella en el chiringuito playero, sin la verbena del Carmen en el barrio de San Juan, y sin los calores propios de la época. El paseo de la tarde, la cervecita fresca y el ratito de rigor en la "Quinta" también son elementos inherentes a esta estación. Respecto a la verbena, lo más destacable fue que la virgen cumplió un año más, y para celebrarlo, la organización de las fiestas incluyó en el programa, entre otras cosas, un concierto de soprano y órganos del que es mejor pasar página. Unos días más tarde hicimos un encuentro de toda la peña en Águilas, en torno a una paella playera, lo que algunos consideramos como un "completo día de vacaciones". Los niños con gafas de sol, para tapar las ojeras de la noche, y los mayores dando cuenta de las jarras de cerveza que perseguían, sin conseguirlo, acabar con el calor del chiringuito,nos convertían en auténticos domingueros . Por último la familia Gavilán celebró el éxito de la &