A las dos en el abrevadero

Vaya peloteo, espero que me traten bien cuando lleve mis miles y miles de kilos de aceituna. Si no fuera así, y la cosecha se redujera a unos cuantos cientos , por lo menos me quedará el recurso de comprar directamente un buen aceite. La otra tarde, después de bien comidos, disfrutamos de una instructiva visita a la almazara El Convento . Por allí no vimos freiles, ni monjas, y poquitas vírgenes, pero donde hace casi trescientos años "oraban et laboraban" los clérigos, hoy se produce un zumo de aceituna ideal para "mojar la sopa". Aunque un poco lerdos, el esfuerzo del ponente consiguió asentar en nuestras aserrinadas cabezas, las ideas básicas para identificar un buen aceite, o por lo menos, y quizá lo más importante, a descubrir el malo, que con la picaresca que hay no es poco. Avinado, rancio, húmedo, atrojado o afrutado, picante y amargo, no son respuestas del "Pasa palabra", son características que aprendimoso a aplicar a este antiguo alimento,que re

Ya se sabe el final del cuento. La maratón suspendida, y el viaje realizado, por eso digo que la tarea a medias. Hemos tenido ocasión de ver una ciudad impresionante, grande y cara, pero única. Pasear por sus calles es como hacerlo por una película, donde los escenarios nos resultan familiares una y otra vez. No es necesario enumerarlos, pero si decir que no defrauda nada el verlos. Por lo demás, cuando todo acaba bien, ya nos podemos dar por satisfechos. La maratón se suspendio, pero una "quedada" mundial en Central Park, nos permitio a miles de corredores de todos los paises "sacarnos la espina" y recorrer los cuarenta y dos kilómetros deseados. Por una vez el deporte se impuso a la política.