Torre del Torrejón y de la Cañada, conseguidas ¡¡¡
Yesos, espartales y barbechos pobres, eso es lo que predominaba en el recorrido de hoy, exceptuando un rio de Castril, o de Cortes, según los lugareños que daba envidia. La mañana fria y el espíritu caliente, diciembre se acerca y eso se nota en la umbrias, las hierbas blancas y los charcos helados. El Torrejón, nos ha impresionado por las vistas que desde él se pueden observar y la Torre de la Cañada por su estado de conservación, a pesar de los cuatro días que lleva construida. Después, la cerveza ha sido de antología, el bar Victor de Cortes nos ha obsequidado con una selección de carnes y embutidos a la brasa, que nos ha quitado el sentido. Un lugar para repetir.