Poca fe han tenido hoy los caminantes en la capacidad de orientación de los
indios Arapajoes que hacían de guía. Algunas dudas en la cabeza del pelotón sobre la ruta a seguir han sembrado la desconfianza en la tropa, pero al final el olfato y la intuición se han impuesto y hemos redondeado el recorrido en el tiempo y la distancia previstos. Seguro que San Antonio, patrón de
Rejano ha echado una mano, por decir algo.La
Rambla de Balax la dejamos en el ascenso, para coger la de
Cañarete, y desde ahí subiendo y bajando cerros hasta el
Cortijo de los Alejos. Al llegar de nuevo al cauce, la fértil tierra de cultivos, donde se podían ver los restos de las cosechas de alcachofas, dan una idea de la riqueza agrícola de la zona. El relieve circundante, abrupto con abarrancamientos y cárcavas arcillosas entre lomas de esquistos y pizarras. El origen del Rejano puede situarse en la época del
Neolítico ,habiéndose encontrado algunos yacimientos de la
Edad del Bronce en las proximidades.Especial atención merecen los pozos artesanos aún en funcionamiento, que dan agua para el ganado que pasta en los alrededores. Al final, la iglesia con su torre de piedra autóctona que la identifica claramente con las construcciones del entorno, ha servido para que el grupo pose y deje constancia de su paso por este antiguo y llamativo poblado. La llegada a
Balax, rambla abajo, a puesto fin a este interesante recorrido , pero la guinda del día la han puesto los amigos Alfonso y Piedad que siendo fieles a nuestro nombre
A las dos en el abrevadero nos han deleitado con unos exquisitos platos de alta cocina para compensar las calorías perdidas por esas ramblas de Dios.
Comentarios
Publicar un comentario