El Tejo Milenario, el Barranco de la Osa y el Cortijo de la Puerca, han sido el eje conductor de este bonito recorrido por la
Sierra de Castril. Un día completo en todos los sentidos, buen tiempo, un recorrido duro pero con muchos alicientes y sobre todo una grata compañía. El grupo de senderistas
A las dos en el abrevadero llevábamos tiempo con el deseo de hacer esta ruta, y no hemos podido elegir mejor día. La primavera apareciendo por todos los rincones, y la dureza del itinerario no le ha restado belleza, sino todo lo contrario. Después de dejar atrás el nacimiento del
Río Castril, nos hemos adentrado por el
Barranco de la Osa, a través de un sendero impresionante entre paredes verticales de piedra que nos iban dirigiendo la mirada a paisajes incomparables de este espacio natural. Casi sin darnos cuenta hemos llegado al
Tejo Milenario, de seis metros de perímetro y uno de los más grandes catalogados. Desde ahí, un exigente sendero nos ha llevado a través de "subebajas" hasta el
Cortijo de la Puerca, que dicho sea de paso, no sabemos como demonios han podido construirlo tan alto, como si no hubiese otro sitio para hacerlo que fuese más próximo. Y ya en lo alto de la cima,nos daba la sensación de estar entre dos mundo. Abajo, a muchos metros el sendero que discurre a lo largo del río, y arriba los buitres esperando que alguno/a de nosotros"pinchásemos" y le proporcionásemos un suculento plato de Semana Santa. Tras una larga y "zigzagueante" bajada, que ha hecho que a alguno de nosotros nos temblasen las piernas hemos llegado al lecho del río desde el que partimos. El remate del la jornada ha sido una reparadora comida a base de un buen
plato alpujarreño en el
Cortijillo. Las bromas y la sensación de que nos podíamos permitir consumir algunas calorías de más después del esfuerzo, ha puesto fin a la agradable jornada.
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